Finalmente, después de un año de cancelaciones, fui a la entrevista para tramitar la visa para entrar a Estados Unidos. Entregué mi pasaporte y la empleada me pidió que le sacara la funda plástica. Recién ahí me di cuenta de la cantidad de boarding pass que llevaba acumulando mecánicamente en las solapas de la funda. La empleada me pedía que mirara a la cámara y yo no podía parar de mirar los tickets, buscando fechas, destinos, historias recientes. Al final se cansó de intentarlo y me dijo: ¿Usted no trajo una foto suya?. Por suerte llevé varias. Tenía turno a las ocho de la mañana y salí en diez minutos, con todas mis pequeños fragmentos de tiempo «solapados» esperando salir y contarme otra historia.